Las vías por la que el español de a pie financia con sus impuestos el cine español son prácticamente inagotables. No sólo se entrega dinero para escribir el guión, financiar la película, programarla en festivales o exhibirla en los cines, sino que además, las subvenciones se multiplican por diecisiete, dado que las comunidades autónomas, las grandes derrochadoras del sistema público español, también entregan dinero al sector más mimado por los poderes públicos de toda la economía española. En este caso traemos a colación a la Junta de Andalucía, cuya prodigalidad con el dinero público resulta insuperable.
Cinco millones de euros es lo que los andaluces van a poner de su bolsillo para que los cineastas más avispados trinquen la correspondiente subvención y, eventualmente, hagan una producción audiovisual sin temor a que el rechazo del público convierta su obra en inviable.
La Junta de Andalucía se propone subvencionar largometrajes, películas para la televisión, documentales y cine de animación del muy pujante cine andaluz y si algún beneficiario de este trinque presupuestario no tiene residencia en Andalucía, basta con que se comprometa a domiciliarse en esa comunidad autónoma para cumplir con los requisitos exigidos. De hecho parece que los chicos de Griñán no confían demasiado en poder agotar los fondos presupuestarios destinados a este fin sólo financiando películas de productoras andaluzas, razón por lo cual permiten que se presenten a este "casting presupuestario" cineastas de toda la Unión Europea.
Puestos a ser generosos, la norma de la Junta de Andalucía también permite a los afortunados compatibilizar estas subvenciones con cualesquiera otras que puedan recibir del ministerio de González-Sinde o de cualquier otra comunidad autónoma. Textualmente la norma aclara que "Las subvenciones que se otorguen al amparo de las presentes bases reguladoras serán compatibles con la percepción de otras subvenciones, ayudas, ingresos o recursos para la misma finalidad, procedentes de cualesquiera Administraciones o entes públicos o privados, nacionales, de la Unión Europea o de organismos internacionales", de forma que una misma película podrá trincar dinero público por muchas más vías de las en principio cabría suponer.
Eso sí, las producciones pornográficas quedan fuera de este reparto de ayudas. Al menos de momento.