En un artículo publicado en The New York Times bajo el título Dejad de mimar a los super-ricos, el legendario inversor Warren E. Buffett ha pedido más impuestos para las renta altas. El mes pasado ya afirmó lo siguiente en Bloomberg: "Pienso que los ricos tenemos la responsabilidad de pagar impuestos más elevados".
El presidente Obama ha citado en diversas ocasiones estas opiniones del inversor para proponer subidas fiscales a los más ricos, y países como Francia -y pronto España- ya han anunciado medidas en esa dirección. Pero la propuesta de Buffett, como las medidas en estos países, ni sirve para solucionar el problema real ni evitará que ciertos super-ricos como él mismo sigan recibiendo mimos. Por el contrario, dicha subida fiscal sí tiene graves efectos negativos, entre ellos, para los trabajadores y los potenciales inversores.
Buffett dice que tributa menos que sus empleados
Buffett ilustra su descontento con el sistema tributario norteamericano lamentándose de que el Gobierno sólo le grava el 17,4% de su renta imponible, mientras su veintena de empleados soportan entre un 41% y un 36%. Pero esta comparación adolece de varios defectos importantes:
1. Como él mismo reconoce, paga un 17,4% porque en vez de tributar como asalariado lo hace como perceptor de dividendos. Como propietario de una cuarta parte de su propia empresa, Buffett podría contratarse como trabajador y, efectivamente, tributaría mucho más que ahora. Pero, por algún motivo, prefiere tributar sólo al 17,4%. Si verdaderamente Buffett quiere pagar más impuestos no necesita ninguna reforma fiscal, basta con que aproveche la legislación vigente en beneficio de la Hacienda americana. Lo curioso es que en su artículo Buffett ni se plantea tal posibilidad.
2. Buffett omite que lo que él gana como propietario de Berkshire Hathaway ya ha tributado por el impuesto sobre Sociedades; un impuesto que en EEUU puede llegar al 35%. En 2008, Berkshire Hathaway ingresó a Hacienda unos 3.000 millones de dólares por este concepto. Por tanto, aproximadamente, lo que paga Buffett se acerca más al 45% que a ese 17,4% de modo que, en realidad, paga mucho más que cualquiera de sus veinte empleados.
3. Lo más importante de esa comparación, en el contexto del artículo, es la insinuación de que, sistemáticamente, los más ricos tributan a tipos más bajos que los más pobres, lo que en Derecho tributario se denomina regresividad del sistema tributario.
Observa Buffett que, en los últimos años, los ingresos de los más ricos han ido en aumento mientras los tipos que soportan se han ido reduciendo. Para demostrarlo cita datos del Fisco estadounidense (IRS): en 1992 los 400 norteamericanos con mayores rentas sumaban una renta total de 16.900 millones de dólares, que tributaban al 29,2%; una década y media después, en 2008, los 400 norteamericanos con mayores rentas sumaban una renta conjunta de 90.900 millones de dólares, que tributaba al 21,5%.
Su conclusión no es que los tipos impositivos más bajos favorecen la creación de riqueza sino que esos tipos son injustamente bajos. Sin embargo, en 2008, un estudio de la OCDE afirmó exactamente lo contrario: EEUU tiene el "sistema tributario más progresivo y obtiene la mayor parte de sus impuestos del 10% más rico de la población".
Como apunta Stephen Moore, del Wall Street Journal, citando datos fiscales correspondientes a 2008, de todos los hogares norteamericanos "el 10% con mayores ingresos (más de 114.000 dólares al año) pagó un 19% de su renta en impuestos federales. Los situados en el 1% superior (más de 380.000) pagaron un 23,3%. El 0,1% superior, con ingresos de 2 millones de dólares o más, acabó pagando un impuesto ligeramente inferior del 22,7% porque una mayor parte de sus ingresos la obtuvieron con inversiones".
Y añade: "Según la Oficina Presupuestaria del Congreso, las familias de clase media en 2007 (con rentas entre 34.000$ y 50.000$) pagaron un 14,3% de sus rentas en todos los impuestos federales. El 5% que obtuvieron rentas más altas pagaron un 27,9% y el 1% superior pagó un 29,5%".
4. Un último detalle que Buffett omite es el de las donaciones a obras benéficas. Una gran parte de los beneficios de Berkshire Hathaway (el fondo de inversión que preside) se destina a organizaciones sin ánimo de lucro, tales como la Gates Foundation, de Bill Gates, o su propia Susan Thompson Buffett Foundation, con las consiguientes ventajas tributarias.
Claramente, su veintena de empleados no realiza aportaciones tan importantes a este tipo de instituciones, por lo que no puede disfrutar de dicha ventaja fiscal. Pero Buffett ni se plantea dejar de destinar sus ingresos a estas fundaciones ni pide que se graven con mayores impuestos ese tipo de organizaciones. Así que cuando pide impuestos más elevados para los "mega-ricos" lo hace a sabiendas de que tampoco le afectarían demasiado.
Su propuesta
Buffett lanza su propuesta a los 12 miembros del Congreso que han sido designados para poner orden las cuentas públicas de EEUU. "La primera tarea para los 12 es reducir algunas de las promesas de futuro cuyo cumplimiento resultaría imposible, incluso para una América rica. Son grandes los importes a ahorrar en este capítulo. Luego, los 12 deberían centrarse en la cuestión de los ingresos. Yo no tocaría los tipos a los que están gravados el 99,7% de los contribuyentes y seguiría con la actual rebaja de 2 puntos en la aportación de los trabajadores al impuesto sobre salarios. Esta rebaja ayuda a los pobres y a la clase media, que necesitan cada rebaja que puedan conseguir".
Y detalla su propuesta: "Pero para aquéllos que ganan más de 1 millón de dólares (236.883 hogares en 2009) yo subiría el tipo de gravamen sobre la base imponible de inmediato, incluyendo, por supuesto, dividendos y plusvalías. Y para aquéllos cuyos ingresos superan los 10 millones de dólares (8.274) sugeriría un incremento adicional en su tipo impositivo".
El inversor presenta esta propuesta explicando que a los 12 "les han pedido que elaboren un plan a 10 años para reducir el déficit en al menos 1,5 billones de dólares. No obstante, es primordial que consigan mucho más. El pueblo estadounidense está perdiendo la fe en el Congreso y su habilidad de gestionar los problemas fiscales que atraviesa nuestro país".
Pero sorprende que Buffett limite toda su propuesta a los impuestos sin decir nada respecto al gasto público, clave para solucionar el grave problema de deuda pública americana. Así, como observa Jeffrey A. Miron, "el primer problema de Buffett es que el número de super-ricos es demasiado pequeño para notarse mucho en nuestros problemas presupuestarios".
Basta con unos simples cálculos para verlo. "En 2009, los ingresos percibidos por los 236.833 contribuyentes con más de un millón en renta bruta eran unos 727.000 millones de dólares. Imponiendo un recargo del 10% sobre estas rentas generaría como mucho 73.000 millones en nuevos ingresos fiscales, tan sólo un 2% del gasto público. Y 73.000 millones es un cálculo optimista: los super-ricos eludirían o evadirían gran parte de ese recargo, reduciendo significativamente así el ingreso fiscal". De hecho, la propuesta de Buffett apenas reduciría la deuda pública de EEUU en un 0,5%.
Posteriormente, en una reciente entrevista, el propio inversor admitía la necesidad de recortar gastos: "Tenemos que hacerlo", dijo. "Incluso un país rico tiene límites y hemos prometido cosas que no podemos cumplir, y eso es un error". E insistía: "Pienso que abandonar las promesas que no puedes cumplir es importante [...] No pienso que lo que estoy diciendo ahora sobre los impuestos solucione la brecha del déficit en absoluto".
Y concluía: "Tenemos que darle a ambos lados [gastos e ingresos], y no nos podemos poner en una trayectoria que aumente automáticamente el lado del gasto a medida que pasan los años, que es lo que hemos hecho con los programas sociales".
Dice que no afectaría al 99% de la población...
Él mismo observa que su propuesta afectaría a menos del 99% de la población americana. Y los datos analizados por Miron dejan claro que actuando sobre tan pocos contribuyentes, por muy ricos que sean, el efecto sobre el problema del déficit americano sería irrelevante.
Pero los mega-ricos son un buen chivo expiatorio, desviando así la atención sobre otros asuntos. Según Miron, "señalar a los super-ricos distrae la atención del problema real: la miríada de políticas que, para empezar, no tiene ningún sentido porque inhiben el crecimiento económico y, simultáneamente, redistribuyen riqueza de los hogares de rentas bajas a las clases medias y altas".
Y pone un ejemplo: "La deducción de los intereses de la hipoteca de la casa incentiva a invertir en exceso en vivienda. Los contribuyentes de rentas altas consiguen los beneficios, puesto que los contribuyentes de rentas bajas tienen pocas viviendas o ninguna y, en cualquier caso, no desglosan las deducciones".
Y que tampoco afectaría a la inversión...
Dice Buffet: "Llevo más de sesenta años trabajando con inversores y aún no he visto a nadie (incluso cuando las plusvalías se gravaban al 39,9% en 1976-77) dejar pasar una inversión sensata simplemente por el tipo de impuesto con el que se gravaría la plusvalía potencial. La gente invierte para ganar dinero, y nunca se ha asustado por los posibles impuestos. A los que argumentan que unos tipos más altos dañan la creación de empleo, les diría que el número de empleos aumentó en casi 40 millones (netos) entre 1980 y 2000. Y sabéis lo que ha pasado desde entonces: tipos impositivos menores y mucho menor ritmo de creación de empleo".
Pese a tal afirmación, la realidad es que los impuestos que gravan los rendimientos de capital juegan un papel crucial para determinar dónde se invierte y dónde no. La experiencia demuestra que una mayor fiscalidad sobre las inversiones incentiva la fuga de capitales a otras plazas menos gravosas. De hecho, los tipos que aplica EEUU, superiores en muchos casos al de otros países, son, precisamente, los que han contribuido a la deslocalización industrial de los últimos años, reduciendo así el ritmo de crecimiento del empleo americano al que se refiere Buffett.
...pero tampoco le afectaría a él
Por último, uno de los detalles más interesantes de su propuesta es que poco o nada le afectaría a él, gracias a las ventajas que obtiene destinando los ingresos de Berkshire Hathaway a su propia fundación sin ánimo de lucro. Y endurecer especialmente la tributación sobre este tipo de instituciones no está en los planes de los países que anuncian ahora impuestos más altos para los más ricos.
Sin embargo, a quienes sí podría afectar es a los que se están enriqueciendo. Es decir, una mayor fiscalidad podría imponer una importante barrera de entrada a incipientes inversores, evitando con ello competencias indeseadas a Buffett y a sus colegas mega-ricos. Esto explicaría el entusiasmo que despierta entre los más ricos las propuestas destinadas a subir los impuestos a las rentas más elevadas.