No debe ser fácil dirigir un diario económico en estos procelosos días del verano de 2011 que todos los inversores recordarán durante mucho tiempo. Quizás muchos de los periodistas que se quedaron sin vacaciones este agosto se imaginaron días largos y aburridos sin una noticia de portada que llevarse a la boca. Pero la realidad les ha pasado por encima y ahora la dificultad es la contraria: después de cuatro días seguidos con fuertes caídas bursátiles es complicado encontrar un nuevo adjetivo que defina con precisión la situación. Derrumbe, desplome, catástrofe... Ya se han agotado las metáforas catastrofistas y cada día la realidad vuelve a poner a prueba los diccionarios de sinónimos de la prensa color salmón. Este viernes, las expresiones escogidas son "sangría", "pánico" y "hundimiento". No será culpa suya, pero le amargan a uno el desayuno.
Quizás el más amenazante es Expansión, aunque también es el que ofrece la noticia más positiva de la jornada para la economía española. Por un lado, el económico de Unidad Editorial nos previene en un buen análisis de Juanma Lamet de que la "tormenta perfecta llegará en septiembre". Cinco malos presagios acechan a la península ibérica: Grecia no ayudará; tensión política en Alemania; desgobierno en La Moncloa; las cajas necesitan capital; y más presión de los mercados sobre Madrid y Roma. Parece evidente que el panorama se presenta negro como un nublado para un campesino, ya sólo queda por saber si será una leve lluvia, un chubasco, una tormenta, una granizada o, directamente, un huracán que se llevará todo por delante.
Eso sí, para que no todo sean malas noticias, Expansión da el titular optimista del día: "El mayor fondo de bonos, de Bill Gross, apuesta por la deuda española". Si se confirmase, sería un buen asidero al que agarrarse. Gross no sólo es un gestor reputado y poderoso, sino que PIMCO, su compañía, tiene la capacidad para influir decisivamente en la marcha de la deuda soberana de cualquier país del mundo, tanto por sus enormes fondos como por el seguimiento de sus análisis por el resto de inversores.
En El Economista es más complicado encontrar este viernes un asidero para el optimismo. De hecho, la portada de este diario muestra una enorme bola del mundo a punto de caer por una grieta con un titular pavoroso: "El hundimiento de las bolsas anticipa una recesión mundial". Luego, en sus páginas interiores, el tono es igual de alarmante (y hay que reconocer que no le faltan motivos): "temor a la llegada de una recesión", "España aún tiene que acudir al mercado en busca de 77.500 millones", "la ambigüedad del BCE no disipa la tensión periférica", "El mecanismo de ayuda [de la UE], inoperante por falta de dinero y legitimidad", "Berlusconi anuncia reformas pero la bolsa no le cree",... Vamos, como para coger un avión con destino a algún lugar desconocido y muy lejano y sin billete de vuelta.
Cinco Días, por su parte, nos ofrece en bandeja de plata la cabeza del villano del día, Jean-Claude Trichet. Aunque todos los diarios económicos dedican buena parte de su información a la rueda de prensa del presidente del BCE y a su influencia en los mercados, es el periódico de Prisa el que se muestra más duro con el francés. Según su titular de portada, "Los mercados arrollan a Trichet", al que se acusa de lograr un "fracaso épico" que desató un "pánico vendedor en las bolsas a ambos lados del Atlántico". Seguro que no ha sido el día en que el BCE ha conseguido más amigos nuevos en su página de Facebook...