El rescate a España ha dejado de ser un tema tabú. Este mismo martes, la Comisión Europea tuvo que salir ante los medios para asegurar que no se plantea un plan de salvamento como el aplicado con Grecia o Portugal. Lo relevante de este asunto es que es la primera vez en las que un organismo de la UE mete en la misma frase las palabras España y rescate de forma voluntaria.
En el mundo del fútbol, se dice que cuando el presidente del club convoca una rueda de prensa para asegurar que el cargo del entrenador no peligra, es cuando éste debe empezar a preocuparse por su futuro. Pues algo parecido podría decirse de la UE y los países en dificultades: cuando se empieza a convocar a los medios sin previo aviso sólo para decir que no pasa nada, es cuando hay que empezar a temer que algo realmente grave está pasando.
De hecho, por primera vez, este miércoles alguien ha comenzado a hablar de una fecha para la petición de un rescate por parte de España. Según recoge El Economista, JP Morgan apuesta por febrero como el momento más probable en el que el Gobierno español (sea cual sea el que salga de las elecciones) no podrá hacer frente a sus obligaciones y se verá obligado a solicitar la ayuda de la UE. No son los únicos, en los mercados ya empieza a descontarse el primer trimestre del año que viene como la fecha límite para España: o se acometen antes de ese momento las reformas que necesita su economía y se recupera la credibilidad ante los inversores o el Gobierno no tendrá los recursos suficientes para hacer frente a sus obligaciones.
Este año, el Tesoro tenía tres grandes retos en abril, julio y octubre. En estos tres meses se concentraban sus grandes vencimientos de deuda, por lo que a lo largo de marzo, junio y septiembre tenía que emitir mucho papel y colocarlo en los mercados (para conseguir nuevos fondos con los que pagar esos vencimientos). Las dos primeras etapas las ha solventado con un éxito relativo: en el lado positivo puede celebrar que ha cubierto las emisiones; pero en el aspecto negativo, le ha costado un 54% más que en 2010 conseguirlo.
Ahora, tiene un par de meses antes de la próxima gran cita y cada nueva subasta será seguida con lupa por los inversores y con mucha tensión por los responsables políticos. La emisión de este jueves (hasta 3.500 millones en letras a tres años) es apenas una pequeña parte, pero podría marcar la tendencia de las que quedan por venir. Al Gobierno le queda poco margen de maniobra. Quedan tres meses para las elecciones y al menos un mes y medio más para la formación de un nuevo Ejecutivo. Ya no se esperan grandes reformas antes de que acabe esta legislatura. Pero la pregunta es ¿podrá España aguantar tanto?
Lo que aguantaron Grecia y Portugal
No hay una regla fija que determine cuándo un país llega a su límite. Por lo tanto, para calcular el margen que tiene España lo más sencillo podría ser fijarse en lo que ha ocurrido en Grecia o Portugal, los dos países con más similitudes y que ya han sido rescatados (Irlanda es un caso diferente por el origen de la crisis y la fortaleza de su economía).
Atenas solicitó la ayuda de la UE el 2 de mayo de 2010, con la prima de riesgo rozando los 600 puntos, y desató la primera gran crisis de deuda de la Eurozona. Apenas tres semanas antes, su bono a diez años había superado los 400 puntos de diferencial con el alemán.
En el caso portugués, su Gobierno fue capaz de aguantar bastante más. La prima de riesgo lusa superó los 400 puntos en septiembre de 2010. Luego, se mantuvo entre los 300 y los 400 puntos algo más de seis meses, pero en la primavera de este año ya no pudo aguantar más y se disparó por encima de los 500 puntos, obligando al rescate de la UE (ver gráfico 2).
España e Italia
La situación para España se complica aún más por algo de lo que no tiene la culpa, pero que influye también en sus perspectivas: Italia podría estar entrando en un terreno más peligroso todavía. La mayor preocupación para numerosos analistas ya no es Madrid, sino Roma, que ha visto cómo empeoraba su estado a pasos agigantados en apenas un mes.
Lo cierto es que era casi extraño que hubiera esa tensión sobre la deuda pública española mientras que la italiana pasaba más o menos intacta. El país de Silvio Berlusconi tiene el segundo porcentaje más alto de la UE: debe 1,8 billones de euros, un 119% de su PIB. Mientras, España puede presumir de haber cerrado 2010 sólo en el 60%. Es verdad que el déficit hispano de los dos últimos años ha sido más elevado que el italiano (11 y 9% frente a 5’5 y 4,5).
Podríamos decir que uno, Italia debe una cantidad altísima, aunque tiene algo más compensada su cuenta de ingresos y gastos anual. El otro, España, debe una cantidad razonable pero no equilibrará sus cuentas durante los próximos ejercicios. Ahora, con ambos países rozando los 400 puntos de prima de riesgo, es dudoso saber cuál caerá antes.
Pero como decíamos, esto no es trivial para España. Por un lado, la incertidumbre sobre Roma genera aún más inestabilidad en un mercado ya de por sí muy nervioso en las últimas semanas. Por otro lado, si la UE y el FMI deben dedicar fondos a rescatar a Italia, será mucho más complicado que puedan ponerse de acuerdo para ayudar a España. Todo tiene un límite y la Eurozona está a punto de sobrepasarlo. Eso sí, las consecuencias sobre la economía mundial de la caída de dos economías tan grandes podrían ser catastróficas.