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Emilio J. González

Zapatero no se irá de rositas

ZP ha querido dejarle al PP una bomba de relojería con la fecha elegida para las próximas generales, pero la jugada le puede salir bastante mal.

Zapatero quiere elecciones el 20 de noviembre, pero como sigan las cosas como este lunes en los mercados internacionales de deuda, o convoca ya elecciones o antes de la fecha elegida se puede encontrar con una crisis de deuda en toda regla, una crisis que, todo sea dicho, él solito se ha buscado.

ZP ha querido dejarle al PP una bomba de relojería con la fecha elegida para las próximas generales, ya que, de mantenerse, va a provocar una parálisis importantísima del ajuste presupuestario, debido a los plazos de tiempo para constituir el nuevo Parlamento, formar Gobierno, elaborar los presupuestos para 2012 y llevar a cabo su tramitación en las Cortes. Pero la jugada le puede salir bastante mal. Lejos de tranquilizarse ante la perspectiva de un cambio de Gobierno que permita empezar a enderezar la maltrecha situación tanto de las finanzas públicas españolas como de la economía y el empleo, los mercados se han puesto nerviosos ante la constatación de que el todavía presidente del Gobierno no tiene la menor intención de hacer lo más mínimo por resolver la crisis, sino que lo que pretende es pasarle la patata caliente a su sucesor en La Moncloa y, a ser posible, que le estalle en las manos. Es su forma de vengarse de un partido al que ha intentado destruir por todos los medios y que le ha dado una enorme patada en las elecciones municipales y autonómicas que ha acabado con sus aspiraciones políticas. Pero ha calculado mal, como siempre.

De entrada, Zapatero debería saber que, en el mundo de la globalización, el mes de agosto es muy propicio para el estallido de crisis financieras y monetarias. Así sucedió con la crisis asiática del 97, la de la deuda rusa del 98 o la crisis financiera internacional de 2007. Si la historia de este lunes se repite más días, podemos estar a las puertas de otra. También debería saber que los mercados se mueven en función de la confianza, y lo que ha hecho con la fecha de las elecciones no la genera, sino todo lo contrario. Porque lo que ha pasado este lunes, especuladores aparte, es que ha empezado una huida masiva de la deuda española hacia la alemana, disparando de esta forma la prima de riesgo. Y aunque las compras de bonos españoles por parte de los chinos han evitado que ahora estemos hablando de un lunes negro, si los mercados siguen así, ni el gigante asiático podrá contenerlos.

El mensaje de los mercados a Zapatero, por tanto, ha sido muy claro: que se olvide del 20-N y convoque ya las elecciones, porque, en caso contrario, no se va a ir de rositas.

En Libre Mercado

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