El Gobierno estadounidense de Barack Obama está considerando cambiar la manera en que se calcula el índice de precios, denominado CPI (Consumer Price Index) en EEUU, el equivalente al IPC español. En la mayoría de países, el sistema monetario está monopolizado por el gobierno con regulaciones, para producir una continua subida de precios. Y también se usa el índice de precios oficial para actualizar los sueldos. Por lo tanto, su cálculo es vital para la actualización de la capacidad adquisitiva de todos los asalariados y pensionistas.
Tras 3 años en la peor crisis económica de las últimas décadas y con la Reserva Federal inyectando dinero en cantidades nunca vistas, los políticos de Washington están estudiando actualizar el método mediante el cual se obtiene el CPI. Según alegan, el método actual calcula una subida de precios mucho más alta de la real y, por lo tanto, los salarios y las pensiones suben más de lo que deberían.
Como parte de las negociaciones sobre el límite de la deuda se está estudiando un informe de las agencias gubernamentales Congresional Budget Office y Joint Comittee on Taxation para introducir lo que llaman el chained consumer price index, una nueva manera de calcular el índice de precios. Según este informe, el Gobierno se ahorraría en 10 años 112.000 millones de dólares en pagos por la Seguridad Social, aumentaría los impuestos en 60.000 millones y reduciría en 24.000 millones las pensiones y los beneficios a los militares veteranos. Basándose en esto, el informe recomienda adoptar la medida.
Republicanos y demócratas
La propuesta tiene apoyos tanto entre los legisladores demócratas como republicanos. James Horny, del Center for Budget and Policy Priorities, un think tank demócrata, asegura: "Ciertamente es algo que se está considerando. Hay alguna duda sobre si sería fácil de aprobar políticamente". Pero la realidad es que este tipo de medidas son difíciles de entender por la población y, por tanto, políticamente mucho más rentables que directamente subir los impuestos o cortar las pensiones, aunque al final producen el mismo efecto.
Los republicanos podrían venderla como un triunfo por haber conseguido reducir las ayudas sociales, mientras que los demócratas podrían argumentar que han conseguido aumentar los impuestos.
Historia del CPI
No es la primera vez que se cambia el método para calcular el índice de precios. Kevin Philips, asesor de Richard Nixon durante los años 70, explica como, debido a la estanflación que el país sufría en ese periodo, el presidente pidió al entonces presidente de la Reserva Federal, Athur Burns, separar el índice de precios entre core inflation y headline inflation. Éste último es el método tradicional usado hasta el momento, mientras que la core inflation excluía los productos más problemáticos de ese momento, comida y energía, bajo el argumento de su volatilidad. El comentarista económico Barry Ritholz bromea diciendo que el core inflation es la inflación sin contar la inflación.
A partir de entonces el índice core inflation ha sido adoptado por numerosos economistas y académicos, como por ejemplo Mark Zandi, economista-jefe de Moody's Analytics o el comentarista político Paul Krugman. Argumentan que excluir la subida de precios de la comida y la energía refleja mejor las compras típicas del ciudadano medio.
Pero Nixon no fue el único. De hecho, desde que se eliminó el último enlace con el oro del sistema monetario con el fin de Bretton Woods al inicio de la década de los setenta y los bancos centrales del mundo dedicaron a crear inflación monetaria, se ha ido cambiando el sistema de medir los precios recurrentemente, siempre para reflejar una menor subida de precios.
De esta manera, en 1983 se decidió eliminar el precio de los pisos del CPI, porque la administración Reagan argumentó que estaba sobreestimando la subida de precios. Curiosamente, a finales de los 80 llegó la crisis llamada Savings and Loans, cuya causa principal fue la exposición de muchos bancos a una burbuja inmobiliaria, que no fue detectada por el CPI debido al cambio.
Durante los 90, la administración de Bill Clinton introdujo aún muchos más cambios, substitución de productos, cambios geométricos y el método hedónico. El economista John Williams publica en su página web, shadowstats.com, el índice de precios tal como sería con el método de cálculo previo a todos estos cambios.
Como se puede ver, el método antiguo de calculo de los precios indica subidas de precios mucho mayores que el método moderno y, por lo tanto, si se hubiera mantenido la actualización de sueldos y pensiones hubiera sido mayor, ya que todos y cada uno de los cambios introducidos desde la introducción del sistema de monedas flotantes han ido destinados a estimar a la baja la subida de precios.
Diversos economistas apuntan a este hecho como la causa principal de que las clases medias y bajas hayan perdido poder adquisitivo desde el inicio de la expansión inflacionaria por los bancos centrales a partir de los 70. De hecho, en la siguiente gráfica se puede ver como antes de la aplicación de los cambios, los aumentos de la masa monetaria producían un aumento del índice de precios, con un retardo debido al tiempo que tarda la masa monetaria en circular. En cambio a partir de los años setenta y los nuevos métodos hay una desconexión.
Calculo del índice de precios
El debate académico sobre qué índice refleja exactamente lo que cada uno considera los precios medios es inacabable y con opiniones de todos los colores. Muchos economistas han abrazado los métodos estadísticos introducidos por el presidente Nixon y sus sucesores.
Aunque podría parecer trivial, establecer un índice de precios es complicado y a menudo incluso subjetivo. Por ejemplo, en China la comida pondera un 34% mientras que en USA lo hace un 13'7%. Que haya una diferencia tiene sentido, porque en un país más pobre como China la población se ve obligada a dedicar una mayor parte de sus ingresos a la comida, mientras que en USA pueden disfrutar de mayor poder adquisitivo y la comida representa una porción menor del gasto. Pero establecer exactamente la composición y peso de cada artículo de la cesta de precios es complicado. Hay diferentes métodos estadísticos y a menudo también presiones políticas.
En concreto, el cambio propuesto esta vez, el chained consumer price index es un nuevo método estadístico para calcular la substitución de productos por parte del consumidor, a menudo debido a cambios en el precio. Así, si el precio del bistec sube, se supone que la gente buscará substitutos más baratos, como por ejemplo hamburguesas. El índice de precios dejará de tener tanto en cuenta el precio del bistec para fijarse más en el precio de las hamburguesas.
Pero las presiones políticas para disimular los efectos de la inflación monetaria no son únicas de Estados Unidos. Se han extendido por todo el mundo, incluida España. El caso más extremo se ha visto quizás en Argentina donde el Gobierno ha denunciado a entidades que publicaban un índice de precios alternativo al del gobierno debido a que creían que estaba muy manipulado. De hecho la propia Reserva Federal ha empezado a aprobar normativas para limitar las opiniones de sus miembros a las estrictamente oficiales.
Desde el cambio del sistema monetario en los años setenta, cada vez que los bancos centrales han reaccionado inyectando dinero, el Gobierno ha cambiado la manera de calcular el índice de precios a la baja. La propia Reserva Federal finalmente ha empezado a advertir que las presiones inflacionarias están empezando a desbocarse, así que no es extraño que el Gobierno estadounidense esté probando de nuevo de cambiar el método de calculo del índice de precios, ya que, junto con control de precios, han sido las medidas tradicionales que han tomado para ocultar la situación. La resolución final dependerá de las negociaciones con los republicanos para aprobar la subida del límite de la deuda.