Las tertulias, la prensa, los foros y otras formas de comunicación nos encogen el alma señalando –no dudo que con acierto– la situación de crisis del país, de Portugal, Irlanda, Grecia y del sistema económico que sostiene al euro. A esta situación contribuye la indolencia del Gobierno, las denuncias esperpénticas de algunos ciudadanos y las actuaciones dentro de lo paranormal de personajes de la política. El ruido de los medios contrasta en estas fechas con lo que circula por la calle, y como dicen los biólogos la vida es muy resistente, y la actividad es vida y ésta siempre va adelante. Parece que es una opinión común que Europa, la del euro, corre en vías de su autodestrucción al haber proporcionado un mecanismo de financiación viciado a los Gobiernos a través del ECB, y que o bien, se expulsa del euro a los países que no cumplan con las normas, principalmente las del Tratado de Maastricht o que a la vista de los resultados de Grecia, Portugal, Irlanda, Italia y España el alambicado montaje del euro colapsará.
No dudamos que esto puede ser así, y aunque en otros artículos explicamos la diferencia entre un proyecto político, y otro económico, es necesario ir más allá en la comprensión de la situación, que entendemos es diferente del lado político.
Cuenta La Odisea que:
Circe advierte a Odiseo...de navegar más cerca de Escila que de Caribdis, ya que mientras Escila devoraría a seis de sus hombres, su contrapartida succionaría el barco entero: "Empuja rápidamente tu nave junto al escollo de Escila, ya que es mejor perder a seis de tus hombres que toda tu nave". Odiseo logró navegar entre Escila y Caribdis, aunque las seis cabezas de la primera devoraron seis miembros de su tripulación.
Este pasaje de La Odisea enseña una lección importante. Odiseo prefirió perder seis marineros antes que perder el barco. Leída de esta manera la historia las decisiones en torno del euro y de la situación europea pueden tener otra interpretación.
Alejarse de Caribdis y acercarse a Escila para sobrevivir aunque haya que encajar la pérdida. Una publicación reciente sobre el euro (The Tragedy of the Euro, de Phillipp Bagus) explica con detalle los mecanismos económicos para la financiación de los países que integran el euro, y como estos mecanismos pueden producir su posterior implosión.
Explica que cuando los gobiernos que pertenecen al EMU tienen déficits emiten bonos para financiarse. Una parte de los bonos emitidos son adquiridos por los participantes del sistema bancario lo que les beneficia, pues además del interés que perciben por los bonos, son a su vez usados como colateral por los bancos para obtener dinero del ECB.
¡Todos contentos! Éste es un mecanismo espurio equivalente a conceder crédito al borracho en la bodega. Pero los bancos no son los únicos que adquieren deuda soberana, pues tampoco tienen una capacidad ilimitada, ya que deben de cumplir ciertos requerimientos legales. Los otros compradores o tenedores de deuda soberana son los tan denostados mercados, como pueden ser los fondos de pensiones, fondos soberanos, inversores y demás. Según los datos del BdE, los porcentajes de cartera de bonos y obligaciones se han conservado entre 2002y 2009. Las entidades de crédito poseen el 30% en 2002 y prácticamente lo conservan en 2009, y los no residentes que contaban con casi el 50% en 2002 sobrepasan el 40% en 2009. Para este último colectivo, esta operación, la de compra de bonos y obligaciones, tiene menos atractivo, no pueden monetizarla, pues su única expectativa es cobrar la remuneración, y para ello parten entre otras cosas de un sencillo ejercicio. Si un Estado se endeuda y debe atender a los pagos de la deuda, lo hace a partir de sus ingresos, la recaudación de impuestos.
Por lo tanto toca examinar los Presupuestos Generales del Estado en cuestión. Si son restrictivos está bien, pues el estado al ser consciente de la carga financiera, gasta menos para poder afrontar el pago de los intereses de la deuda y/o principal. Si no lo son, vamos mal a no ser que haya expectativas de crecimiento económico. Si el tipo de interés supera a las expectativas de crecimiento del PIB volvemos a estar mal.
La recaudación proviene de familias y empresas. Hay dos razones por las que se ve afectada. Los ingresos provenientes de las familias dependen del número de familias con miembros en paro, y para las empresas del consumo de las familias. Esta última porción se ve afectada por los impuestos indirectos, se encarece el consumo, y por los directos, le queda menos a las familias para consumir. Finalmente queda un elemento muy pernicioso que afecta directamente al consumo que es el alza de los precios, sobre todo el IPC. Como ya todo el mundo sabe hay dos partes, la subyacente (alimentos frescos y petróleo) y el resto. Así que sobre la primera si se es muy dependiente energéticamente, hay poco que hacer y por lo tanto amenaza al consumo de empresas y familias, por lo que rápidamente se encienden las alarmas. Otra vez Escila y Caribdis, nos lo quitan antes o lo exigen después.
Ante tal agobio sólo cabría esperar dos cosas para no incrementar sin límite la deuda de los estados: que el total de la deuda de los Estados con el ECB no pueda exceder de un cierto límite del total, lo que debería incluir los intereses, de modo que si el riesgo país sube, el importe a emitir fuera menor, porque en ese total estaría el importe de los intereses, que presionaría a la baja al importe del principal. Es decir que el valor de las nuevas emisiones para cubrir las anteriores o roll-over, sea igual o menor que la antigua caso que el tipo de interés fuera más alto. Esta opción no pone de manifiesto para el inversor el concepto de riesgo país pues vendría limitada por el ECB. Otra alternativa sería que mediante un mecanismo parecido y siguiendo el dictamen alemán el ECB aplicara una especie de "haircut" de la deuda soberana. De esta forma el ECB advierte al país, y consigue que el inversor sepa, que la prima de riesgo cubre eso, el riesgo mas allá de un tipo básico garantizado por el ECB, o en otras palabras que prima riesgo equivale a riesgo de impago o default, que para eso se cobra. Se pierden seis marineros pero sigue la travesía.
En la larga historia política de Occidente tal y como hemos contado, los impulsos que han movido a los pueblos han sido el miedo y la esperanza. No tienen nada que ver estos sentimientos con la actitud racional de un hombre de estado para crear una nueva estructura política, como la UE, ni con la visión a largo plazo de la construcción del estado europeo. Son manipulables. ¿Qué ciudadano puede estar preocupado por el cambio de un patrón moneda? ¿Qué más le da que éste sea el dólar, los SDR, o el renmibi? ¿De qué va la perorata de los bonos? ¿Qué le importa lo que diga Bruselas o Alemania, si las autonomías, que son la que le proporciona los servicios, le cuentan otra cosa?
Desde la formación del reino de China hasta la consolidación de los Estados europeos, lo que ha movido a las personas han sido intereses locales, no hay mas que ver lo que sucede con el tirón autonómico. La figura lejana, la del administrador o el recaudador, es la equivalente medieval, del señor que exige. Nadie voluntariamente acepta la pertenencia a una estructura más importante, a no ser que las ventajas sean tangibles en lo próximo. Una empresa puede vivir con alivio la eliminación de barreras de cambio por la unificación del euro, pero los votantes sólo perciben la realidad a cambio de reducciones de precio como en el caso de los vuelos aéreos o mejoras en los servicios, como en el caso de la telefonía, que es difícil asignar a razones lejanas. Por eso es tan importante la cultura para un pueblo. La aritmética y la gramática ayudan a formar el pensamiento, por dos sencillas razones. Contar es pensar, saber lo que se tiene y articular la frase requiere disciplina en el pensamiento, sujeto, verbo y complemento. La comprensión de qué es la riqueza, y el dinero, sólo es posible a partir de la educación, de largos años de educación. No es baladí entender que los pueblos avanzados son los más formados. Los marineros de Odiseo antes de acercarse a Escila y alejarse de Caribdis, conocían y compartían el destino, y la estrategia de paso.