Estos 3.000 millones cumplen ampliamente el objetivo inicial de la emisión, que oscilaba entre 2.000 y 3.000 millones de euros, al tiempo que la demanda, 7.712 millones de euros, ha superado en más de dos veces el importe finalmente adjudicado, informa Efe.
De este modo, se colocaron 1.500 millones de euros en bonos a tres años con un interés marginal del 4,32%, superior al 4,05% de la anterior puja y el más alto para esta denominación desde el año 2008. Asimismo, se adjudicaron 1.496,66 millones de euros en bonos a cinco años al 4,891%, el rendimiento más elevado desde el año 2002.
Por el contrario, Portugal fracasó ayer al intentar colocar 1.000 millones de euros de los que finalmente sólo pudo adjudicar 848, con mayores intereses y menos demanda que en ocasiones anteriores.
Las rebajas aplicadas en los últimos días a Grecia y Portugal por las agencias de calificación, y la posibilidad de que éste último país necesite un segundo plan de rescate, como ha ocurrido con Grecia, agravaban en los últimos días la crisis de la deuda soberana de la zona del euro, y situaban las primas de riesgo de los países periféricos en los niveles más altos desde enero.
Por lo que respecta a la de España, que se mide con el diferencial entre el bono nacional y el alemán del mismo plazo, comenzaba la sesión en 267 puntos básicos para repuntar posteriormente hasta 274, minutos después de que Moody's rebajara la calificación de cuatro bancos portugueses. Sin embargo, inmediatamente se reducía y, tras la emisión del Tesoro, se estabilizaba por debajo de 270 puntos básicos.
También el riesgo país del resto de países periféricos se relajaba ligeramente a media sesión, a la espera de la subida de tipos que el Banco Central Europeo (BCE) anunciará previsiblemente hoy y que el mercado ya ha descontado.
La de Portugal pasaba de 974 a 938 puntos básicos, aunque el rendimiento de su bono a diez años permanecía por encima del 12%, en tanto que la de Grecia bajaba a 1.339 -desde los 1.374 precedentes- y la de Irlanda caía a 955 puntos básicos desde 957. También el mercado de renta variable respiraba después de la emisión, de modo que el principal indicador de la bolsa española, el IBEX 35, reducía las pérdidas tras la emisión española y cotizaba prácticamente plano.