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El BCE y Alemania se enfrentan sobre cómo maquillar la quiebra griega

Berlín es partidario de imponer a los inversores privados una prórroga de siete años; mientras, Draghi pide que la reestructuración sea voluntaria.

La quiebra griega es cuestión de días. Con uno u otro nombre, el Estado heleno incumplirá con sus obligaciones financieras. La cuestión es saber qué forma tomará esta bancarrota, cuánto dinero y en qué plazo cobrarán los acreedores privados, y cuánto les costará al resto de los países de la UE y al FMI el rescate del país. Mientras, sus sindicatos han convocado una nueva jornada de huelga general ante su Parlamento, que este miércoles discutirá nuevas reducciones del gasto y privatizaciones. Al menos, en la subasta de letras a seis meses de este martes, ha sido capaz de colocar los 1.625 millones pretendidos (eso sí, pagando un altísimo interés).

La UE se divide en estos momentos en dos bandos, uno encabezado por el Banco Central Europeo y otro por Alemania. El primero (al que se ha unido España) pide que no se acometa una reestructuración obligatoria de la deuda griega; es decir, que no se declare la bancarrota pura y dura del Estado heleno, con quitas obligatorias para los acreedores, que no cobrarían todo el dinero que se les adeuda. Este martes se han reunido todos en Bruselas, como paso previo a la trascendental jornada del lunes, cuando el Eurogrupo (reunión de ministros de Economía y Finanzas de la eurozona) se verá en Luxemurgo y tomará una decisión definitiva sobre el país heleno.

El nuevo paquete de rescate que discute la UE estará en torno a los 80.000 millones de euros. Mientras, el plan del Gobierno heleno supondrá un recorte del gasto de unos 6.400 millones de euros anuales hasta 2015 y unos 78.000 millones de incremento de los ingresos (a base, principalmente, de privatizaciones y venta de bienes públicos).

BCE y España

En este sentido, tanto Mario Draghi (que será casi con toda seguridad el próximo presidente del BCE) como Elena Salgado han abogado por buscar una solución intermedia que no pueda ser interpretada como un impago por los mercados. La opción que manejan es plantear una reestructuración de pagos a los acreedores (ampliación de plazos) pero sin la obligación por parte de éstos de aceptarla. La idea sería que la UE podría avalar nueva deuda griega a cambio de que los bancos privados aceptasen una modificación de las condiciones de pago.

La ministra de Economía española ha declarado que "Tenemos que ser cuidadosos, atender también a las razones del BCE y tratar de buscar una solución que sea buena Grecia pero también para todo el conjunto de la zona euro, para nuestra moneda única".

Salgado aseguró que existe un abanico más amplio de opciones para integrar a los acreedores de Grecia en el rescate, más allá de las planteadas por el BCE y Alemania, y mencionó la iniciativa de Viena. El planteamiento de Viena es la opción que baraja la Comisión Europea para esquivar el desprestigio y las consecuencias que supondría una reestructuración al uso para Grecia, y que podría consistir en lograr que los bancos se comprometan de manera voluntaria a suscribir deuda nueva del país a medida que venzan los plazos de la que tienen en cartera.

Por su parte, Mario Draghi ha asegurado que comparte la posición del regulador monetario europeo, que se ha mostrado contrario a reestructurar la deuda griega por miedo a que sea percibido como una situación de bancarrota del país heleno. A veces parece que lo importante para los políticos europeos no es tanto si Grecia quiebra o no, como si pueden vender que en realidad no ha quebrado.

Alemania: siete años de prórroga

Por su parte, Alemania defiende una prórroga de siete años en el pago de las obligaciones griegas. Aunque falta por conocer la letra pequeña del plan, éste consistiría en obligar a los tenedores de deuda helena a largo plazo a aceptar un cambio en los plazos de vencimiento (que se alargarían siete años). Esto daría un margen al Gobierno griego para que sus medidas de ajuste tuvieran éxito, porque no tendría que pagar el capital de la deuda pública que venza en ese período de tiempo. El problema es que un plan de este estilo no podría maquillarse de ninguna manera, obligar a los acreedores a aceptar esto es una quiebra de manual, se llame como se llame: "reestructuración suave" o "reordenación".

En este sentido, Alemania está preparada para contribuir a un segundo plan de rescate para Grecia siempre que el sector privado participe, según afirmó el ministro germano de Finanzas, Wolfgang Schäuble: "El Gobierno está dispuesto a contribuir, el Parlamento alemán (Bundestag) ha dicho que apoya la posición del Ejecutivo".

Schäuble indicó que no espera resultados concretos sobre un nuevo plan de ayuda para el país heleno. "No tenemos que tomar una decisión hoy sobre esto", agregó. La "troika" -el FMI, el BCE y la CE- ha constatado que se requieren más medidas, pero sobre esto "decidiremos la próxima semana", afirmó Schäuble.

"Sin un desarrollo económico adecuado todo esto no sirve para nada", y "naturalmente la participación del sector privado forma parte de un futuro programa (de ayuda) adicional", indicó el ministro alemán. "Hablaremos de los detalles y la próxima semana se lo diremos", agregó. La preparación para el nuevo plan de rescate comienza hoy en la reunión de emergencia del Eurogrupo. La decisión será "difícil" pero "responsable", explicó.

Huelga y recortes

Mientras en Bruselas se sucedía este tira y afloja, Atenas se preparaba para su tercer día de huelga general de año. Los sindicatos y el movimiento de los indignados han organizado una jornada de protesta contra las nuevas medidas de austeridad que se debatirán mañana en el Parlamento.

El movimiento social de "indignados", que lleva ya 20 días llenando las plazas principales de las ciudades de Grecia, ha convocado para mañana, miércoles, a concentrarse ante la Cámara a partir de las 7.00 horas, coincidiendo con la tramitación de las nuevas medidas de austeridad en el comité de Asuntos Financieros del Parlamento. Entre las medidas que se plantean los "indignados" está la de formar una cadena humana que rodee al Parlamento "para dificultar el acceso de los diputados al Parlamento".

Por su parte, la huelga de mañana convocada por los sindicatos afectará a la mayoría de los servicios públicos, los transportes, bancos y hospitales, aunque los aeropuertos funcionarán en forma normal. Los trabajadores protestan contra el nuevo paquete de medidas que recortarán aun más los ingresos de funcionarios y jubilados, y aumenta los impuestos en productos y servicios, con el fin de recaudar 28.000 millones de euros hacia 2015.

También incluye un paquete de privatizaciones de empresas y organismos estatales, así como la venta y alquiler de activos estatales para recaudar otros 50.000 millones de euros en cinco años. El Gobierno desmintió este martes un presunto recorte de un 40 % de los sueldos de los empleados públicos que calcula la Unión de Empleados Públicos (ADEDY).

La buena noticia

Las finanzas públicas griegas sólo han recibido este martes la buena noticia del éxito de la subasta de letras a seis meses. Aunque el interés a que se ha tenido que comprometer el Tesoro heleno ha sido muy elevado (el 4,96%), al menos ha sido capaz de colocar los 1.625 millones que quería, algo que muchos analistas dudaban que consiguiera.

Las demanda de la letras a seis meses subastadas fue 2,58 veces superior al volumen ofertado, aunque los intereses que Grecia tendrá que pagar subieron hasta el 4,96 por ciento, frente al 4,88 de la última emisión, en mayo.

Pero más aún que la rentabilidad, aumentó la permuta de incumplimiento crediticio (CDS en siglas inglesas) de Grecia a cinco años, un instrumento financiero para asegurar el pago de la deuda, que se disparó hasta los 1.600 puntos básicos. Igualmente, el diferencial del bono griego a diez años, respecto al referente alemán, llegó hasta los 1.437 puntos básicos, un aumento intradía de 35,8 puntos, informa Efe

Con todo, la Bolsa de Atenas terminó la jornada con una ganancia del 1,16 por ciento respecto a ayer. El economista griego Alekos Lidorikis interpretó para Efe la acogida de esta emisión de deuda e indicó que, pese a la calificación CCC, "el riesgo no es tan grande considerando que las letras son a corto plazo", y destacó lo atractivo de la alta rentabilidad.

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