Coincidiendo con una fecha emotiva, la del Día Mundial sin Tabaco, el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, anunció con orgullo en Twiter la entrada en vigor de una Ley Antitabaco al más puro estilo español: prohíbe, sin excepción, fumar en espacios públicos cerrados.
"Venezuela, libre de humo! Vamos todos y todas, a sumarnos a esta campaña contra el tabaquismo! No al cigarro! Vamos a vivir sanos!", escribió en la cuenta que tiene en esta red social.
La nueva norma ha estado marcada por la polémica debido a que en menos de una semana fue decretada, anulada y ratificada. Concretamente, el 24 de febrero de 2011 el Gobierno venezolano anunció una resolución que prohibía fumar en el interior de los lugares públicos y de trabajo declarando "una Venezuela Libre de Humo". Sólo 4 días después y sin dar ninguna explicación, el Ministerio de Salud venezolano decidió anular la regulación ante la sorpresa de detractores y seguidores.
La incertidumbre de este giro de tuerca duró otros dos días. Fue el dos de marzo cuando Sanidad decidió volver donde lo había dejado, y puso fin a la confusión que reinaba en un país de nuevo "prisionero por el humo" aprobando por segunda vez la misma Ley.
La ministra de Salud, Eugenia Sader, fue la encargada de explicarles a los venezolanos el motivo de la actuación del Gobierno, aunque sus argumentos no convencieron a nadie: "El primer decreto se aprobó sin cumplir con el requisito legal de ser consultado por la población durante 90 días y entonces el Gobierno decidió anularla", declaraba la ministra.
¿Entonces no tendrían que haber esperado esos 90 días hasta aprobarla otra vez? Pues no, y lo más parecido a una broma fue cómo explicó Sader la forma en que su ministerio había subsanado este fallo de temporalidad: "Mediante un sondeo popular relámpago" -cuyo proceso no precisó-, que "arrojó resultados totalmente favorables a la Ley Antitabaco".
"Dada la rápida respuesta del pueblo venezolano hemos decidido ratificar en todas y cada una de sus partes la resolución de ambientes libres de humo", aseguraba Sader. Aunque las semejanzas entre la nueva Ley Venezolana y la que entró en vigor en España el pasado 2 de enero son más que evidentes.
1. Nada de acondicionar locales: las dos normativas prohíben habilitar una zona acondicionada para fumadores en todos los establecimientos. Tanto en un país como en otro los hosteleros perderán las inversiones realizadas a tal efecto hasta entonces.
2. Reducir el consumo: los dos gobiernos justifican la prohibición bajo la excusa de reducir el consumo de tabaco por el bien de la salud de sus ciudadanos.
3. Sanciones: la cuantía de las multas que tendrán que pagar los que decidan saltarse la ley en España oscila entre los 30 y 600 euros por una infracción leve, y hasta los 600.000 euros si es grave.
Las sanciones establecidas en Venezuela, teniendo en cuenta la renta media por habitante, también pueden calificarse como duras: entre 912 bolívares (212 dólares) y 190.000 (44.186 dólares), dependiendo de la gravedad de la falta.
4. Lugares "libres de humo": en ambos países la prohibición establece como lugar "libre de humo" cualquier espacio cerrado de acceso público, como es el caso de bares, restaurantes, discotecas, casinos, etc.
5. 'Chivatazo': en España, Leire Pajín animó a los ciudadanos a denunciar a los infractores; el Gobierno de Chávez también anima a los venezolanos a denunciar a los infractores, e incluso proporciona un correo electrónico para recibir las denuncias.
Sin embargo, ambas legislaciones también cuentan con algunas diferencias que merecen ser tomadas en cuenta.
1. Los clubs de fumadores: la norma española contempla que la Ley Antitabaco no se aplicará a los clubs privados de fumadores, legalmente constituidos como tales. Venezuela no hace referencia a esta posibilidad.
2. Consulta popular: muchos españoles exigieron al Gobierno que antes de aprobar una Ley con tal grado de repercusión social diera la oportunidad a los ciudadanos de votar sobre su aplicación, pero el Ministerio que dirigía entonces Trinidad Jiménez hizo caso omiso a este planteamiento. El Gobierno de Chávez contemplaba este punto, pero finalmente no lo cumplió. Los "90 días de consulta ciudadana" se redujeron a 6 y, de hecho, no se probó que la encuesta fuera realizada.
3. Carteles: en Venezuela han sido más estrictos en cuanto a los carteles que deben colocar todos los locales anunciando la prohibición de fumar. En España cada cartel es diferente dependiendo del gusto del propietario. Algunos, incluso, dibujan ellos mismos el círculo rojo y el cigarro en un folio.
El Gobierno chavista establece que los propietarios de los lugares en los que esté prohibido fumar deben colocar un aviso cuyas dimensiones sean iguales o mayores a 80 centímetros de ancho por 50 de largo, que contenga el texto siguiente: "Éste es un Ambiente 100% Libre de Humo de Tabaco por Resolución del Ministerio del Poder Popular para la Salud". La frase debe ir acompañada del tradicional círculo rojo "con un cigarro encendido cruzado por una línea roja que toca los bordes del círculo".
4. Parques infantiles, hospitales y colegios: la Ley venezolana establece la prohibición de fumar en el interior de los lugares de acceso público y contempla que al aire libre está permitido fumar bajo cualquier circunstancia. En España, por el contrario, no se puede fumar en los parques infantiles, cerca de los colegios y en los recintos sanitarios pese a no ser recintos cerrados.
Pese a estas diferencias, la principal semejanza entre la ley española y la venezolana es que ambas constituyen las normativas antifumadores más duras en sus respectivos continentes.