Alfredo Pérez-Rubalcaba se ha disfrazado este viernes, en la rueda de prensa tras el Consejo de Ministros, de antisistema (financiero, al menos). En realidad, su traje era el habitual, combinado con camisa de rayas y corbata azul marino, un atuendo muy clásico. Pero a nadie hubiera extrañado, oyéndole hablar, que lo hubiera cambiado por una buena chaqueta de pana o cualquier otra de las prendas habituales de la izquierda alternativa.
El candidato a la presidencia del Gobierno por el PSOE (aunque aún no es oficial, ya que desde el partido se asegura que está abierto el procedimiento de primarias) ha presentado la nueva norma sobre el sector financiero, que tiene dos puntos fundamentales: limitación del sueldo de los banqueros que reciban dinero público y penalización de los superdepósitos.
El vicepresidente parece haber olvidado que ha sido José Luis Rodríguez Zapatero quien convocó a la gran banca en Moncloa a comienzos de 2009 para dialogar sobre las medidas que serían necesarias para que volviera a fluir el crédito. También ha obviado que desde su Gobierno se aseguró por activa y por pasiva que el sistema financiero español era el más sólido del mundo. Y tampoco ha querido entrar en los sucesivos planes de apoyo público a la banca que ha lanzado su gabinete. Este viernes lo que tocaba era pintar a los banqueros como unos "especuladores" que juegan con el dinero de los ciudadanos mientras el Gobierno se ocupa de que controlar a estos malvados capitalistas.
Así, lo más destacado no ha sido la aprobación de esta normativa, sino la forma en que la ha presentado Rubalcaba. El lenguaje ha sido duro: "especulación", "control", "incentivos perversos", sobre los salarios de los directivos y acabar con la "guerra de depósitos", todo ello con el objetivo de ampliar la "vigilancia" sobre aquellos productos bancarios que, en su opinión, están detrás de la crisis financiera. Es como si el nuevo candidato hubiera querido atraerse al sector más a la izquierda del socialismo. Aunque luego, toda esta retórica puede quedarse como un simple brindis al sol (o a Sol).
El Real Decreto
Por lo que respecta a los sueldos en bancos, cajas y empresas de servicios de inversión, el nuevo Real Decreto trata de evitar incentivos perversos que animen a los directivos a asumir riesgos que pongan en peligro la entidad. Por eso, según el tamaño y la actividad de la entidad, obliga a crear un comité de remuneraciones que apruebe esos sueldos.
Entre el 40 % y el 60 % de la remuneración variable, que incluirá las aportaciones a planes de pensiones, se pagará en un plazo mínimo de tres años y la mitad de ella, en acciones u otros instrumentos en función de los resultados del grupo. Algo que ya han empezado a hacer varias de las principales entidades, ya que es una iniciativa que aplaudió desde un primer momento el sector, tanto bancos como cajas.
En el caso de las entidades que reciban fondos públicos, las retribuciones variables sólo se podrán abonar si lo considera oportuno el Banco de España, que además podrá limitar la remuneración total. De esta forma se podría evitar el riesgo de que muchas entidades incrementaran sustancialmente el salario fijo para compensar la eliminación de la parte variable, tal y como advirtió el sector que podría pasar.
Guerra del pasivo
Sobre la "guerra del pasivo", la nueva norma obliga a las entidades que apliquen intereses excesivamente altos a sus depósitos a realizar contribuciones adicionales al Fondo de Garantía de Depósitos (FGD). Los importes recibidos por los clientes que excedan los límites fijados se ponderarán en un 500 % para calcular las aportaciones al FGD, es decir, se multiplicarán por cinco.
Esto supone más que duplicar la penalización que en un principio planteó el Ministerio de Economía y que criticaron algunas de las entidades al aventurar que no desincentivaría la "guerra del pasivo" o fomentaría la aparición de ofertas con suculentos regalos. Además, algunos gigantes como BBVA o Bankia criticaron que la norma dañaría la competencia, ya que sólo penaliza principalmente a las entidades españolas, las que están obligadas a contribuir al FGD.
A partir del mes de la publicación de la norma, los intereses en los depósitos de hasta tres meses no podrán superar en más de 150 puntos básicos el euríbor a ese plazo, lo que con los datos actuales supone un interés máximo del 2,934 %.
Para depósitos de entre tres y doce meses, el interés no podrá pasar de 3,214 %, o de 150 puntos básicos sobre el euríbor a seis meses, y para los de más de un año, el 3,137 %, 100 puntos básicos sobre el principal referente para los prestamos hipotecarios a doce meses. En cuanto a los depósitos a la vista, la remuneración no podrá rebasar los 100 puntos básicos del euríbor a un mes, o el 2,223 %.
En manos de Salgado
El decreto, que según aseguró un portavoz del Ministerio de Economía el jueves por la tarde no se iba a aprobar este viernes, deja en manos de Elena Salgado la posibilidad de modificar al alza o a la baja estos límites.
En cuanto a los recursos propios de la entidades financieras, la norma establece, en relación con las participaciones preferentes, qué activos pueden computar como recursos propios y cuáles no y, en lo relativo a titulizaciones, pretende evitar que el riesgo se traslade completamente a la entidad de crédito o a la empresa de servicios de inversión.
También se establecen límites a la exposición a grandes riesgos, de modo que la incapacidad para hacer frente a obligaciones de pago no provoque la venta "apresurada" de activos.