Ajenas a los problemas sanitarios que las transferencias autonómicas han provocado hasta poner en cuestión la supervivencia del modelo público, las autoridades andaluzas van a introducir programas sobre "perspectiva de género" tanto en el diagnóstico como en el tratamiento de las enfermedades, de forma que una dolencia determinada tenga una respuesta distinta según el sexo del paciente.
En contra de lo que pudiera pensarse, la introducción de la ideología de género en la medicina no es una iniciativa propuesta por un comité científico o avalada por estudios médicos comparados que aconsejen esa distinción sexual para tratar mejor las enfermedades, sino la propuesta de un órgano político dedicado a esparcir ideología como es el Instituto Andaluz de la Mujer, cuya presidenta afirma conocer estudios en virtud de los cuales "el hígado, el corazón, el cerebro y demás partes del cuerpo humano procesan fisiológicamente de manera diferente según el sexo del individuo".
Según Soledad Pérez, presidenta del referido IAM, la medicina ha sido una ciencia "tradicionalmente androcéntrica" (sic), de forma que "ha tratado la salud de las mujeres de manera similar a la de los hombres". Este androcentrismo médico sería el responsable de que la respuesta a las dolencias de las mujeres se haya llevado a efecto sin tener en cuenta las particularidades de la población femenina, razón por la cual si bien es cierto que las mujeres viven más que los hombres, en cambio su salud se deteriora más en los últimos años de su vida.
Para solucionar esta grave tara de la medicina actual, Pérez se ha propuesto elaborar junto a la Consejería andaluza de salud y las habituales entidades sin ánimo de lucro un plan de salud que incorpore la "perspectiva de género" desde la investigación biomédica hasta los planes de prevención sanitaria, con atención especial a la interrupción voluntaria del embarazo, claro, tratamiento que necesariamente ha de dispensarse con una elevada dosis de esta "perspectiva".
La introducción de estos programas ideológicos en los tratamientos sanitarios aumentará el gasto sin que estén claros los beneficios que las mujeres andaluzas vayan a recibir a cambio, pero si uno se detiene lo suficiente en el estudio de esta propuesta del Instituto Andaluz de la Mujer, enseguida surge otro efecto habitual cuando se aplica la llamada "perspectiva de género" en un determinado sector. Se trata de que este plan que pretende revolucionar el enfoque de los programas sanitarios esconde una consecuencia habitual en estos casos, como es la introducción de una serie de ventajas para los profesionales sanitarios del sexo femenino respecto a sus colegas varones, todo ello para alcanzar la "igualdad" laboral según los patrones del feminismo orgánico andaluz.
Este vasto programa multidisciplinar para introducir la perspectiva de género en la medicina se denomina oficialmente "Plan Estratégico para la igualdad de Mujeres y Hombres en Andalucía" y acaba formalmente en 2013. No es seguro que Doña Soledad Pérez siga para esas fechas al frente de sus responsabilidades actuales