Una carta en línea con las que el propio José María Ruiz-Mateos entregó a la prensa a principios de marzo, misivas en donde pretendía demostrar sus buenas intenciones con los inversores que confiaron en Nueva Rumasa. El patriarca ha enviado una carta a los 5.000 propietarios de sus pagarés en la que admite que no puede hacer frente al pago de los mismos.
En el texto no faltan elogios, deseos y ofrecimientos, pero sí la garantía de cobro con la que el pasado febrero Ruiz-Mateos intentó tranquilizar a los pequeños inversores. Según informa el diario elEconomista, que ha tendido acceso a la documentación, la sociedad reconoce que no va a poder hacer frente a sus pagos a la fecha de sus respectivos vencimientos.
Pero como Nueva Rumasa, actualmente en situación concursal, lo último que desea es que sus bonistas pierdan la esperanza, les ha ofrecido una alternativa casi surrealista: Ruiz Mateos les sugiere que renuncien a cobrar los bonos de Nueva Rumasa a cambio de poder participar de la presunta indemnización que su familia reclama al Estado en virtud de la expropiación de la antigua Rumasa en los años 80, y que rondaría los 18.000 millones de euros.
Así, pide a los bonistas que firmen un acta notarial en la que condicionen su posibilidad de cobrar al momento en el que Rumasa reciba el dinero que "el Estado expropiante" le debe desde hace treinta años. Además, Ruiz-Mateos incide en que es imprescindible que los tenedores de pagarés cedan los derechos de cobro de manera "incondicional y sin reserva alguna".
Ante tal solicitud, los expertos legales aconsejan a los propietarios de los pagarés que no firmen ningún documento porque se trata de una nueva "triquiñuela" de Nueva Rumasa sin ningún tipo de seguro de cobro. Los Ruiz-Mateos, por el contrario, afirman que esta opción ha tenido una buena acogida entre los inversores.