En mayo de 2010, la UE se inventó un fondo de rescate de 750.000 millones de euros para rescatar a los países de la eurozona que no pudieran hacer frente a los pagos de su deuda soberana. Desde el principio, se asoció este mecanismo a lo ocurrido en Grecia, y en los meses siguientes fueron Irlanda y Portugal los que pidieron dinero a sus socios para resolver sus problemas.
El Gobierno español intentó desde el principio desvincular este Fondo de Rescate de los planes de ajuste presentados. De esta manera, ni el tijeretazo, ni el plan B, ni ninguna otra de las medidas adoptadas por el Ejecutivo de Rodríguez Zapatero habrían sido provocadas por la tensión vicida el fin de semana del 7 al 9 de mayo. Sin embargo, tal y como avanzó Libertad Digital entonces, "España estaba quebrada el 7 de mayo", tras el cierre del crédito internacional.
Pero desde el Gobierno se aseguró que habían sido iniciativas adoptadas por la necesidad de cuidar de las cuentas españolas, no porque lo hubiera exigido Angela Merkel o la presión de los mercados ante el creciente riesgo de insolvencia.
Hasta este viernes por la mañana. En una entrevista en la cadena SER, José Luis Rodríguez Zapatero ha reconocido que España estuvo al borde de la quiebra y que el tijeretazo fue una medida casi a la desesperada para evitarlo:
Hace un año nos jugábamos muchísimo. Si no hubiera salido adelante (el plan de ajuste) es muy probable que hubiéramos tenido que pedir dinero a las instituciones europeas. Eso hubiera sido muy negativo para nuestro futuro y, sin embargo, (el PP) optó por intentar derribar al Gobierno antes de ver el riesgo de que la economía española tuviera que ir a un rescate.
La contradicción
El problema es que estas palabras entran en flagrante contradicción con lo que ha estado diciendo este Gobierno en el último año. Y es que no sólo negaron la posibilidad de un rescate sino que han atacado a aquéllos que han insinuado esa opción.
Así, un poco antes de la formación del Fondo europeo, Zapatero aseguraba que "España tiene un gran punto a favor: como Estado es muy solvente", y negaba cualquier clase de comparación con Grecia. Una vez creado, y tras el tijeretazo, se negó por activa y por pasiva relación alguna respecto a las dudas sobre la solvencia de España.
Además, desde entonces el riesgo no ha desaparecido. Pese a ello, en noviembre, por ejemplo, Zapatero negaba que España necesitara un rescate, a pesar del alza en el precio de la prima de riesgo. Su ministra de Economía, Elena Salgado, aseguraba poco antes: "España es un país creíble, fiable, en el que no hay riesgo alguno de quiebra".
Y en diciembre, la misma Salgado fue más allá y afirmó que "el Fondo de Rescate nunca estuvo pensado para España. Está pensado para eventualidades que pudieran surgir y en ese sentido tiene un tamaño que nos parece razonable". Algo que volvió a reiterar en enero, cuando dijo que, "definitivamente", España "no necesita un rescate".
Además, durante todo este tiempo, el Gobierno no sólo ha defendido con uñas y dientes que nunca hubo ninguna opción de que España quebrase sino que ha atacado con dureza a los que lo han insinuado.
Público ayudaba al Gobierno hace unas semanas, cuando titulaba El PP alimenta el espectro del rescate a España. El diario destacaba cómo "el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, mostró su indignación con el PP en un mitin en Santander: la actitud de la oposición, dijo visiblemente molesto, trata permanentemente de ‘socavar la credibilidad económica de España’. Previamente, la portavoz del comité electoral del PSOE, Elena Valenciano, ya había exigido al PP ‘que deje de cuestionar la solvencia de España por intereses puramente electorales".