El comportamiento de los mercados de materias primas o commodities (término de difícil traducción y que abarca más allá de las materias primas, pues incluye la agricultura y ganadería) en los últimos años ha sido de verdadera montaña rusa.
Es difícil hacer una valoración de cómo han evolucionado estos mercados en tanto que englobamos a una gama de bienes que poco tienen en común. Con todo, hacer un repaso de un índice-cesta como el que nos ofrece el ETF PowerShares, que pondera las commodities más negociadas del mundo, puede sernos útil para constatar los vaivenes en los precios que han tenido.
El siguiente gráfico en escala logarítmica nos muestra la evolución de este índice en los últimos cinco años.
Fuente: yahoo finance. (Commodities incluidas en el índice: Petróleo, gasoil de calefacción, gasolina, Gas Natural, oro, plata, aluminio, cobre, maíz, trigo, soja y azúcar).
En el gráfico puede apreciarse lo que estos últimos días ha estado en boca de todos, a saber, la reciente corrección a la baja experimentada por las materias primas tras la escalada triunfante de los últimos dos años.
Nuestro índice tocó fondo –ver el punto 3 del gráfico– en febrero de 2009, momento a partir del cual se advierte una tendencia general alcista, si bien con vaivenes y correcciones. Pero desde junio de 2010, el comportamiento del índice fue más "limpio", es decir, se incrementó de manera exponencial pero más sostenida (sin cambios abruptos, salvo quizás en un par de momentos) a lo largo de casi un año. Sin embargo, como veníamos diciendo, en pocos días, desde finales del mes de abril (ver punto 4), se ha apreciado una bajada bastante notable, de algo menos del 10%. Algunos dicen que es posible que la corrección sea meramente técnica y corresponda a lo que en el mundo del análisis técnico se llama "banderita".
Coloquemos nuestro dinero en un lugar o en otro, no hay sustitutivo para el conocimiento. Sea en acciones, en inmuebles, en bonos o en materias primas es necesario aprender a conocer aquello en lo que se invierte. No basta con seguir las cotizaciones en la prensa económica o en los canales especializados de televisión. Hace falta dedicar tiempo a un análisis lo más serio y completo posible.
Conocer bien estos mercados no es sencillo y requiere de una especialización bastante extrema. Uno de los inversores en materias primas más popular y prestigioso del mundo es Jim Rogers, también gran conocedor de los ciclos económicos y, por ello, en gran sintonía con la Escuela Austríaca de Economía debido a la incidencia que tienen las políticas inflacionistas en los propios ciclos de las materias primas (como veremos más abajo), situación que él sabe aprovechar tan bien como para obtener grandes rentabilidades. El gran bagaje de conocimiento y experiencia adquirido a lo largo de numerosos años sin duda le convierte en un inversor excepcional en este campo. Sin embargo, hay que considerar el hecho de que, como veremos, son muchas las variables a tener presentes como para que personas no especialistas en estos mercados puedan lanzarse alegremente a esta aventura.
Salvo que se conozcan muy bien los fundamentales de estos sectores, nos parece que tenga más sentido posicionarse en commodities haciendo coberturas (o hedging) que como inversión pura con miras puestas en la alta rentabilidad.
Algunos de los elementos que señalamos a continuación nos servirán como herramienta para analizar estos mercados desde la perspectiva de sus fundamentales. Así, para entender por qué, en qué momento e inclusive en qué rango se mueve el precio de una determinada materia prima, es obligado estudiar las tendencias de la oferta y la demanda tanto desde el punto de vista histórico como actual:
- Hay que familiarizarse con la historia de los mercados alcistas y bajistas.
- Hay que observar con atención la capacidad productiva: si aparecen signos de agotamiento en la vida útil de las minas, si aparecen nuevas reservas, si la producción puede verse socavada por inestabilidades políticas y sociales como huelgas, guerras, nacionalizaciones, o incrementada por una mejora en tales cuestiones o por la incorporación de avances técnicos que mejoren la eficiencia y el alcance de la producción.
- Hay que estar al tanto de cuántas explotaciones son abandonadas o retomadas y de las actividades de exploración.
- También se debe comprender cómo la meteorología influye en las mercancías agrícolas –sequías, heladas...– y energéticas: fríos inviernos disparan la demanda de gas por ejemplo, mientras un huracán en la zona del Golfo de Méjico puede interrumpir el suministro de petróleo durante semanas.
En todo caso, siempre hay que tener presente que el mercado de materias primas es un mercado mundial que se ve afectado por los acontecimientos y las personalidades de los países que las producen o adquieren.
Los precios de las materias primas, como el precio de cualquier otro bien o servicio, se mueven de acuerdo con la ley de la oferta y la demanda. Más concretamente, el precio se ajusta hasta equilibrar ambas magnitudes, de modo tal que todo aquel comprador que esté dispuesto a pagar el precio de mercado encuentra un vendedor y todo vendedor dispuesto a vender por el precio de mercado encuentra un comprador.
Cuando aparecen más compradores dispuestos a pagar ese precio, no todos pueden ser satisfechos, con lo que el precio se mueve hacia arriba hasta que el ajuste vuelve a producirse –entran más vendedores al precio más alto al tiempo que algunos compradores retiran sus ofertas cuando el precio ha subido–. Lo inverso ocurre cuando son más vendedores los que entran en el mercado al antiguo precio de ajuste. En ese caso, el precio se ajusta a la baja para atraer a nuevos compradores o porque algunos de los antiguos vendedores retiran su oferta.
Resumen de los factores que gobiernan la oferta de materias primas
En el campo de la oferta, habremos de prestar atención a las siguientes variables relativas a lo que la capacidad productiva presente pueda dar de sí. ¿Cuánta producción existe en el mundo? ¿Cuántas toneladas de reservas hay en el mundo? ¿Hay producción en áreas susceptibles de sufrir desorden político? ¿Las reservas existentes son ricas o son sólo marginalmente productivas? ¿Cuáles son los inventarios existentes? ¿Cuántas minas, yacimientos o terrenos dedicados existen en el mundo y qué nivel de producción tienen? ¿Cuál es la oferta potencial para los próximos diez años?
También habremos de proceder al análisis de fuentes adicionales de aprovisionamiento para el futuro inmediato.
- ¿Está en condiciones de expandirse la producción de las minas viejas? ¿Cuándo, cuánto costaría, cuánta producción adicional estaría en condiciones de aportar y cuánto tiempo habrá de transcurrir hasta que esté en condiciones de que la producción expandida llegue al mercado?
- ¿Existen nuevas fuentes potenciales? ¿Qué cantidad? ¿Cuánto cuesta desarrollarlas y ponerlas en marcha? ¿Cuánto tiempo ha de transcurrir antes de que esas nuevas fuentes estén disponibles? ¿Cuándo estará la nueva oferta en el mercado?
¿Qué factores gobiernan la demanda de materias primas?
¿Y qué pasa con la demanda? En este caso, habremos de responder a preguntas tales como: ¿Cuáles son los principales usos de esta materia prima? ¿Cuál o cuáles de esos usos persistirán en el futuro? ¿Qué alternativas de sustitución para esa materia prima existen en el caso de que los precios se incrementen demasiado? ¿Qué nuevas aplicaciones tecnológicas pueden requerir el uso de esta materia en el futuro próximo?
Volviendo al asunto monetario...
Sobrevolando todo ello, hemos de referirnos, además, a la mayor o menor confianza que la unidad monetaria suscita entre los particulares. Los grandes mercados alcistas en materias primas del último siglo (1907-1920, 1933-1953, 1968-1981, 1998-2008 y 2010-??) han sido periodos de inflación monetaria.
No todos los periodos inflacionistas son iguales.
Unas veces, producen fuertes "cuellos de botella" en el momento más álgido de las burbujas financieras y económicas. Cuando la producción está a tope y las demandas de fábricas y consumidores están en plena ebullición, la producción de materias primas y bienes de primera necesidad puede verse en serias dificultades para atender a esa demanda creciente, máxime si la inversión en los años del boom en mejora productiva de las minas, ganado, agricultura, etc., no ha sido muy acuciada (como sucede en no pocas ocasiones).
En estas épocas, se hacen notar subidas muy significativas en estos precios, como se puede observar en el punto 1 del gráfico de más arriba. Fue precisamente en verano de 2008 cuando los "cuellos de botella" se hicieron más evidentes, la crisis subprime estalló con virulencia y los inversores huyeron de la bolsa por el fuerte endeudamiento y malas inversiones de gran parte del sector financiero e inmobiliario. En apenas 9 meses casi se duplicó el índice.
No fue hasta febrero de 2009 cuando se rebajaron estas tensiones inflacionistas, reflejándose una caída aún más rotunda que la anterior subida. Con la crisis y recesión en todo su esplendor, la producción derrumbándose y el paro repuntando, apareció la deflación. La demanda de materias primas necesariamente se resintió por el parón productivo y de consumo. La rápida caída se aceleró aún más a causa de la liquidación desordenada de posiciones de los especuladores más apalancados.
Hay otra segunda forma de inflación que tiene que ver con la mera impresión de billetes: financiación de conflictos armados (la I Guerra Mundial; la II Guerra Mundial y la Guerra de Corea; la Guerra de Vietnam) o épocas de turbulencias asociadas a gastos y déficits públicos desbocados (el desorden monetario de los 70 o la actual crisis). Esa forma de inflación puede convertir a la práctica totalidad de las commodities, ya se traten de productos agrícolas, metales o fuentes de energía, en refugios alternativos más idóneos para la conservación de los patrimonios que el dinero de curso legal y los activos financieros en él denominados. Los precios se disparan de nuevo. Este entorno describiría muy bien los motivos de las abruptas subidas que se reflejan entre los puntos 3 y 4 del gráfico con el que da comienzo este artículo.