Cuando usted formaliza su declaración para el impuesto sobre la renta de las personas físicas tiene la opción de elegir a qué tipo fines quiere que vaya un porcentaje residual de todo lo recaudado. En función de lo que decida, serán unas instituciones u otras las que reciban ese dineral para gestionarlo según su leal saber y entender, siempre y cuando tengan la habilidad necesaria para rellenar los formularios oficiales que le dan derecho a participar en el trinque.
Porque el Gobierno no gestiona por sí mismo el dinero correspondiente a la casilla "otros fines sociales" sino que lo reparte casi en su totalidad entre las ONG que tienen la vista comercial de estar en el lugar y en el momento oportunos, con el formulario correcto perfectamente cumplimentado. Los impresos de la declaración de la renta podrían incluir también una casilla que permitiera a cada contribuyente quedarse con ese porcentaje benéfico para asignarlo él directamente a la función social que estimara oportuna, pero los políticos no se fían de nuestro criterio y prefieren robarnos el dinero para ejercer de solidarios en nuestro nombre.
Pues bien, este año la ministra Pajín dispone de algo más de doscientos millones de euros para repartir entre las ONG que se dedican a la acción social, cuyo universo asistencial incluye apartados tan progresistas como la educación familiar, la "parentalidad positiva" (sic), la emancipación de "los y las" jóvenes (resic), el progreso de "los y las" jóvenes a través de la igualdad en valores, la participación de ellos y ellas en actividades de tiempo libre o la realización de numerosos programas de apoyo al voluntariado.
Los requisitos para tener derecho al trinque, como siempre, incluyen apartados que cuestionan la igualdad entre los aspirantes, aspecto que debería cuidarse especialmente en un ministerio y una convocatoria de subvenciones dedicados precisamente a promover ese principio. Así, por ejemplo, una de las circunstancias que puntúa para tener derecho a un buen trozo de este pastel solidario es haber recibido el año anterior una subvención superior a 700.000 euros.
Otro "mérito" es que el 75% de los empleados de la ONG en cuestión tenga un contrato laboral indefinido, pero recuerden, no son empresas de servicios camufladas para no pagar impuestos, sino Organizaciones No Gubernamentales. Y, por supuesto, sin ánimo de lucro.