La crisis de deuda de la zona euro cobra velocidad por momentos. Ante el fiasco del plan de rescate orquestado por la UE y el Fondo Monetario Internacional (FMI) ya se baraja abiertamente la quiebra de países (quitas y aplazamiento de pagos) dentro de la zona euro. Las primeras piezas en caer serían Grecia e Irlanda. Así, aunque las autoridades comunitarias sopesan conceder otros 30.000 millones de euros en 2012 al Gobierno de Atenas, que se sumarían a los 110.000 millones del rescate inicial, pocos dudan de la necesaria reestructuración de la deuda helena, tal y como avanzó Libertad Digital.
En medio de los fuertes rumores en los últimos días acerca de la posibilidad de abandonar el euro y regresar al dracma, los ministros de las principales potencias europeas se reunieron el pasado viernes en Luxemburgo para analizar la situación griega. La conclusión oficial es que "Grecia necesita un plan de ajuste adicional", ya que no será capaz obtener fondos de los mercados el año que viene, tal y como estaba previsto en el actual programa de asistencia de 110.000 millones de euros.
Atenas precisa alrededor de 30.000 millones de euros extra en 2012 para refinanciar su deuda, cuantía que no está contemplada en el actual plan de rescate. Así, según el ministro de Finanzas griego, George Papaconstantinou, entre las opciones que se están estudiando figuran una nueva asistencia del fondo de rescate temporal para que compre sus propios bonos o prorrogar de nuevo –por segunda vez- el plazo de devolución de su deuda pública.
Sin embargo, todo ello chocaría frontalmente con la posición que mantiene Alemania. El principal contribuyente del actual Fondo de rescate apuesta abiertamente por la suspensión de pagos ante el incumplimiento reiterado de las condiciones impuestas a Atenas. Su déficit público sigue superando el 10% del PIB y se prevé que su deuda sobrepase ampliamente el 150% este año frente al 143% de 2010, una cifra inasumible. De hecho, por primera vez desde el inicio de la crisis de deuda se baraja, incluso, el abandono del euro, aunque este último punto fue desmentido por Atenas. En este sentido, el economista griego Yanis Varoufakis apunta a que a este tipo de noticias parten del propio Gobierno de Berlín con el objetivo de que Atenas acepte la reestructuración antes de 2013. El mensaje de Alemania es claro, según Varoufakis: Hay algo peor que la quiebra... La salida del euro.
La crisis de Irlanda
Pero Grecia es tan sólo el primer eslabón de la cadena. Todo apunta a que Irlanda será la segunda pieza del dominó en caer. El nuevo Gobierno de Dublín, que desde su llegada al poder está tratando de renegociar las condiciones del rescate acordadas por el anterior Ejecutivo a finales del pasado año, observa de cerca la crisis griega como una oportunidad para rebajar las exigencias impuestas por las autoridades comunitarias.
El Gobierno irlandés negociará nuevas "mejoras" aprovechando los "avances" que se produzcan en el caso griego, según indicó el ministro de Energía, Pat Rabbitte, este fin de semana. En concreto, Irlanda pretende reducir en un punto el tipo de interés del préstamo concedido por las autoridades internacionales (5,8%), cuya cuantía total asciende a 85.000 millones de euros -aunque unos 17.500 serán aportados por el Estado celta-.
Pero, nuevamente, todo apunta a que el rescate inicial será insuficiente. Los bancos irlandeses precisan de 24.000 millones de euros extra para evitar la insolvencia, según las últimas pruebas de resistencia realizadas, de modo que el rescate de 85.000 millones se quedará corto. El problema es que una nueva ampliación del rescate cargará con más deuda al ya presionado contribuyente irlandés. Dublín comienza a barajar seriamente suspender pagos.
Así, según admite el Ejecutivo celta en privado, Irlanda reestructurará su deuda en un plazo máximo de tres años. Dublín nunca devolverá los cerca de 250.000 millones de euros de deuda pública previstos para 2014, tal y como ha admitido un alto cargo este fin de semana. Sin embargo, la suspensión de pagos no será declarada oficialmente hasta que se logre un acuerdo con el resto de socios europeos. Y es que, algo así "no se puede hacer de forma unilateral", indican fuentes oficiales.
Esta declaración surge justo después de que el prestigioso economista celta Morgan Kelly advirtiera en un artículo que la quiebra del país es "inevitable". Su deuda pública se elevará hasta el 125% del PIB en 2013 y alcanzará una cifra total de 250.000 millones de euros en 2014 (casi el 160% del PIB y unos 120.000 euros por trabajador frente al 96,2% de 2010), un nivel similar al previsto en Grecia. El rescate ha sido un "rotundo fracaso", los negociadores admiten en privado que Irlanda acabará "suspendiendo pagos" ya que será incapaz de financiarse en los mercados a corto y medio plazo, incumpliendo así una de las condiciones básicas impuestas por el FMI -al igual que le sucede a Grecia-, alerta Kelly.
"El resultado más probable de la crisis de la deuda europea es que, tras dos años para permitir que los bancos franceses y alemanes acumulen reservas para afrontar pérdidas, las economías [rescatadas] sufrirán algún tipo de bancarrota". Según Kelly, la única salida factible para Irlanda consistiría en abandonar el rescate público de la banca, así como reducir el desequilibrio presupuestario a cero.
Se trataría, pues, de un plan similar al propuesto por destacados miembros de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea): "[...] la ayuda financiera ofrecida por el mecanismo de estabilización podría utilizarse para llevar a cabo una restructuración ordenada (por supuesto, con pérdidas para los acreedores) de la deuda bancaria, con una garantía formal de los depósitos individuales (y nada más que los depósitos) para evitar el pánico bancario. Esto permitiría amortiguar el ajuste, calmar a los depositantes, castigar a tanto acreedor irresponsable y devolver Irlanda a una senda de crecimiento sostenida sin la losa de la deuda que el plan actual garantiza". De hecho, algo parecido proponen igualmente para las cajas españolas insolventes.
Pese a ello, Kelly se muestra pesimista respecto al Gobierno de Dublín: "Es más fácil que nos lleven con los ojos vendados hasta que nos deslicen la soga alrededor del cuello y abran la trampilla de la bancarrota".
De este modo, poco a poco se van confirmando los temores no confesados de la zona euro: la quiebra de países miembros. El problema es que la banca foránea se juega hasta un 1 billón de euros en Grecia, Irlanda y Portugal.