La caída de Grecia ya se da por descontada en los mercados. Este jueves, por ejemplo, la deuda helena alcanzaba un rendimiento del 22,795% y los CDS (seguros contra impago) llegaban a los 1.450 puntos básicos. Es un nivel que indica, simplemente, que no hay mercado para estos activos y que aquellos tenedores de bonos griegos que quieren deshacerse de ellos tienen, prácticamente, que regalarlos.
De esta manera, se anticipa una bancarrota que traerá como consecuencia principal que los acreedores no recibirán todo el dinero prometido. La cuestión ahora es saber cómo de grandes serán esas pérdidas. Goldman Sachs pubicó el miércoles un informe en el que analiza las posibles consecuencias de la quiebra, y avisa: el problema no es sólo la caída de Grecia, Irlanda o Portugal, sino el impacto que ésta tendría en la banca europea y, sobre todo, doméstica de estos países en caso de producirse una reestructuración (quita y espera) de deuda pública.
Reestructuración de Grecia
Los autores del informe dan por hecha la "reestructuración" de la deuda griega y, en concreto, estiman que tendrá lugar "probablemente en 2012", antes de que entre en vigor el nuevo Fondo de rescate europeo, previsto para 2013. De este modo, el Estado heleno ofrecerá a sus acreedores pagarles menos de lo que les debe. Goldman ha elaborado un escenario con quitas de entre el 20% y el 60% en los bonos soberanos para estimar las pérdidas potenciales que ello implicaría para los acreedores del Gobierno heleno (bancos extranjeros y, sobre todo, nacionales).
La exposición de la banca europea a la deuda pública de Grecia, Irlanda y Portugal (GIP) asciende a un total de 180.000 millones de euros: las entidades acumulan en sus balances bonos helenos por valor de 101.000 millones (el 56% del total), 39.000 millones en deuda portuguesa (22%) y otros 40.000 en bonos irlandeses (22%).
De este modo, si se aplicasen quitas de entre el 20% y el 60%, la quiebra de Grecia supondría unas pérdidas de entre 13.000 y 41.000 millones de euros, respectivamente, a la banca europea. Esto implicaría perder entre el 1% y el 3% de su core capital (Tier 1), un impacto relativamente "pequeño" si se toma como referencia el agregado total de la banca europea.
Sin embargo, de esos 101.000 millones de euros en bonos helenos, la mayor parte (60.200 millones, el 60%) está en manos de la banca griega. Así, Goldman advierte de que el sistema financiero nacional sufriría unas pérdidas de hasta 25.000 millones de euros en caso de que las quitas asciendan al 60%. Esta cuantía implica que la banca nacional perdería hasta el 80% de su core capital.
Así pues, "los bancos griegos requerirían una sustancial inyección de capital adicional para cubrir las pérdidas derivadas de una teórica reestructuración". Es decir, la caída de la ficha del Estado griego arrastrará, en un efecto dominó, también a sus bancos. Las entidades helenas más afectadas serían, por este orden, el NBG, ABG y Pireus; mientras que los bancos extranjeros más expuestos serían, a su vez, el HRE, BNP, Dexia y Commerzbank.
Quitas en Irlanda y Portugal
La cuestión es si el proceso se parará ahí o seguirá tirando fichas. Ni los acreedores irlandeses ni los portugueses estarán especialmente tranquilos. De hecho, la rentabilidad de sus bonos alcanzaba este jueves el 9.712% en el caso luso y del 10,502% en el celta. Por ello, Goldman, aunque señala que el riesgo es "menor", tampoco descarta la caída de ambos estados, de ahí que también analice el posible impacto que ello causaría en el sector financiero.
La banca europea acumula en sus balances 39.000 millones en deuda pública portuguesa y otros 40.000 en bonos irlandeses. Así, la reestructuración de ambos países provocaría unas pérdidas totales de entre 11.000 (quitas del 20%) y 35.000 millones de euros (quitas del 60%) al conjunto del sector financiero.
La deuda soberana de Irlanda y Portugal está mucho más repartida que en el caso griego. Así, los bancos irlandeses, más grandes que los griegos, acumulan en sus balances el 55% del papel celta (21.800 millones), mientras que en el caso de los portugueses tan sólo alcanza el 34% (13.400 millones). Si las quitas alcanzasen el 60%, la banca irlandesa perdería 11.400 millones (el 62% de su capital) y la lusa 5.400 millones (hasta el 27% de su core capital).
Impacto total
Así pues ¿qué pasaría si finalmente suspenden pagos Grecia, Irlanda y Portugal? La exposición total de la banca a los bonos públicos de estos tres países asciende a 180.000 millones. Con quitas de entre el 20% y el 60%, las pérdidas para las entidades europeas oscilarían entre un mínimo de 24.000 millones y un máximo de 76.000 millones de euros, según Goldman, entre el 2% y el 6% de su core capital: las pérdidas con la quiebra de Grecia alcanzarían un máximo de 41.000 millones, 19.000 en el caso irlandés y otros 16.000 en el caso portugués.
Los bancos griegos, alemanes e irlandeses serían, por este orden, los más afectados del continente, ya que su exposición a la deuda pública de estos tres países en riesgo asciende a 61.000 millones (34% del total), 43.000 ( 24%) y 22.000 (12%), respectivamente.
Exposición de la banca europea a Grecia, Irlanda y Portugal
La banca de Alemania, Francia y el Benelux acumulan unos 74.000 millones en bonos de Grecia, Irlanda y Portugal (el 41% del total), mientras que la exposición de la banca doméstica de los países en riesgo asciende a 98.200 millones (el 55% del total). La siguiente tabla muestra los bancos europeos más expuestos:
Los bancos más expuestos a Grecia, Irlanda y Portugal
Efectos secundarios
A nivel de impacto exterior, lo más preocupante radica en el sistema financiero alemán. Aunque los bancos germanos son mucho más grandes y tienen músculo financiero suficiente para soportar pérdidas importantes, su nivel de exposición a estos tres países no es tranquilizador. El sistema financiero alemán tiene títulos griegos, portugueses e irlandeses por valor de 43.000 millones de euros (el 24% del total emitido). Asimismo, a nivel interno, el impacto más fuerte sería para la banca griega e irlandesa.
Y todo ello, tan sólo teniendo en cuenta los efectos de primera ronda, es decir, las pérdidas directas que sufriría la banca europea en caso de que estos países suspendan pagos. Goldman no tiene en cuenta en su análisis los efectos secundarios de la reestructuración. Y es que, la quiebra del Estado arrastraría a la insolvencia a numerosos bancos y empresas de esos países, con los consiguientes efectos sobre la banca exterior. Así, tal y como avanzó Libre Mercado, la exposición total de la banca extranjera a Grecia, Irlanda y Portugal (créditos al sector público, bancario y empresarial) ronda el billón de euros.