La caída de Portugal supone un suma y sigue en la crisis de deuda pública que desde hace meses sufre la zona euro. Tras el rescate de Grecia e Irlanda, le toca el turno al Gobierno luso. Estos tres casos demuestran, entre otras cosas, el fracaso del plan de rescate ideado por Bruselas y el Fondo Monetario Internacional (FMI) para evitar el temido efecto contagio. De hecho, desde entonces, Grecia e Irlanda han renegociado los plazos de devolución del préstamo así como el tipo de interés que se les exigió en un principio. Y ello, sin contar el creciente riesgo de que las partidas aprobadas para estos países se queden finalmente cortas.
Pero más allá de la ineficacia de este sistema, su aplicación ha supuesto por el momento un ingente desembolso de dinero y garantías por parte del resto de los países miembros a fin de evitar el default (suspensión de pagos) de los más débiles.
Así, en el caso de España, el rescate de los PIG (Portugal, Irlanda y Grecia) ha supuesto por el momento un desembolso total superior a los 20.000 millones de euros. Esta elevada cuantía será financiada mediante la emisión de deuda pública adicional, de modo que la factura recaerá finalmente en el bolsillo de los contribuyentes.
En concreto, tomando como referencia los 14,2 millones de trabajadores del sector privado que existen actualmente en España, la factura media de los rescates asciende ya a cerca de 1.480 euros por contribuyente neto (excluyendo a los receptores de rentas públicas), o si se prefiere unos 1.260 euros por hogar.
Grecia: 9.800 millones
El primer país en caer fue Grecia. La UE y el FMI aprobaron un plan de rescate (en forma de créditos bilaterales) por un importe total de 110.000 millones de euros, de los que 80.000 serán aportados por los Estados de la zona euro y los 30.000 millones restantes por el FMI. El 7 de mayo de 2010, el Consejo de Ministros aprobó un Real Decreto Ley por el que se concedió un préstamo extraordinario a Grecia por importe de 9.794.387.450 euros, financiado con deuda pública.
Aunque el compromiso inicial estipulaba un plazo de devolución de dos años a contar desde 2013, las dificultades de Grecia han obligado a extender este período. Además, el tipo de interés exigido en un principio también ha sido rebajado recientemente.
Irlanda: más de 4.000 millones
El siguiente en la lista ha sido Irlanda. Su rescate -en principio- asciende a 85.000 millones de euros, de los que 17.500 millones serían aportados por el Gobierno irlandés, 22.500 por el FMI y 45.000 millones por la UE.
Su financiación es distinta a la de Grecia. Irlanda ha sido el primer país en acudir al Fondo de rescate europeo creado el pasado mayo, dotado con un total de 750.000 millones de euros, de los que 440.000 proceden de los países de la zona euro (el denominado EFSF), otros 60.000 millones son aportados por la Comisión Europea (el EFSM, cuya garantía reposa en el presupuesto de la UE-27), y los restantes 250.000 proceden del FMI.
Pese a esos 750.000 millones, cabe recordar que el Fondo en realidad tan sólo tiene capacidad para prestar entre 250.000 y 300.000 millones de euros para poder mantener su máxima calidad crediticia (rating triple A). Y todo ello, sin contar la financiación extraordinaria que desde entonces viene prestando el Banco Central Europeo (BCE), tanto a la banca de los países más débiles como a sus mercados de deuda pública mediante la compra directa de bonos.
En el caso de Irlanda, el EFSM aportó 22.500 millones y el EFSF 17.700 millones. Dado el peso proporcional que tiene España en ambos fondos (8,5% y algo más del 12%, respectivamente), el Gobierno ha comprometido algo más de 4.000 millones de euros en el rescate celta. Eso, siempre y cuando no se amplíe el crédito inicial, lo cual ya no se descarta a estas alturas dada la delicada situación de la banca irlandesa. Además, Dublín también está renegociando con Bruselas y el FMI las condiciones iniciales del plan, tanto a nivel de plazos como del tipo de interés, tras la llegada al poder del nuevo Gobierno irlandés.
Portugal: entre 5.000 y 6.000 millones
Por último, según las primeras estimaciones realizadas por Bruselas, el rescate luso rondará los 80.000 millones de euros. España contribuirá en este caso con garantías por valor de unos 5.000 millones, según la ministra de Economía, Elena Salgado, aunque la cifra final dependerá del coste definitivo del rescate luso, que oscila entre los 75.000 y los 90.000 millones. La UE aportaría unos 50.000 y el FMI otros 25.000, aunque estas cifras dependerán de diversas variables. Así, la aportación española varíaría, igualmente, situándose entre los 5.000 y los 6.000 millones de euros.
Total: más de 20.000 millones
Así, España ha comprometido algo más de 20.000 millones de euros en el rescate de otros países miembros, vía créditos bilaterales (9.800 millones) y aportaciones al Fondo de rescate (algo más de 10.000 millones).
Por último, cabe recordar que el peso inicial de España en el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (EFSF), hasta un máximo de 52.352 millones de euros, ha ido en aumento, ya que los países rescatados no aportan dinero, como es lógico. Tras el rescate de Grecia, Irlanda y ahora Portugal, así como el rechazo a aportar más dinero por parte de algunos países, la factura inicial se ha incrementado para el resto de gobiernos participantes, entre ellos España. De ahí, precisamente, que se estén negociando alternativas al actual Fondo de rescate, entre ellas ampliar su cuantía y flexibilizar su uso para permitir la compra directa de deuda pública.